4.12.12

Las vírgenes suicidas

"Las vírgenes suicidas", de Sofia Coppola, American Zoetrope, 1999

“Las vírgenes suicidas”, una adaptación del libro del mismo nombre de Jeffrey Eugenides, publicado en 1993, fue el primer largometraje de Sofia Coppola, hija de Francis Ford Coppola, y directora, guionista y actriz, más conocida por la maravillosa "Lost in Translation" y la exuberante "Marie Antoinette".

La película se centra en la vida (o falta de ella) de las hermanas Lisbon: Lux, Mary, Therese, Bonnie y Cecilia, hijas del señor y la señora Lisbon. Al principio de la película, el narrador nos informa del futuro macabro de las hermanas. El título en sí es explícito, haciéndonos creer que ya no nos puede sorprender, pero eso no es más que una suposición inicial.

La historia nos la cuentan un grupo de jóvenes, vecinos de la familia Lisbon, que comunican con el espectador a través de una sola voz. Estos niños, adolescentes en la película, pero ya mayores en la narración, admiten haber pasado toda su vida tratando desesperadamente de comprender a esas cinco chicas, lo que las conducía, qué ocultaban, lo que eran en realidad y, por encima todo, por qué decidieron suicidarse.

Esta película demuestra, entre otras muchas cosas, el punto de vista de Coppola y la impresionante delicadeza con la que trata una adaptación, que muchos otros, y más siendo su primera película, no consiguen lograr. Esto se observa en los planos, los colores, en esa canción que aparece de vez en cuando a lo largo de la película y que siempre encaja con lo que está pasando, la iluminación, las expresiones de los actores, en los varios discursos que son casi silenciados, como un susurro. Nos hace sentir un poco como uno más de los vecinos, espiando la vida de los Lisbon, tratando de descifrar lo que va a ocurrir. La familia se ve con mayor frecuencia desde una cierta distancia, más que en su propio espacio, y esto funciona extraordinariamente bien.

Los actores crean unas interpretaciones muy cuidadas. No hay exageración, todo parece fluir naturalmente, como si estuviesen viviendo esa intriga. Tanto si se ríen de las cosas, como si están verdaderamente preocupados por el destino final de las hermanas. El hecho de que también parece que estamos espiando a la familia Lisbon, nos da un sentido de cercanía intangible.

Los niños, todos los que las rodean a lo largo de la película, cubiertos por el sentimiento de tener una conexión con ellas, más que felices de comunicar con esas hermosas chicas, por entrar en su mundo, son más bien extras en sus vidas secretas y “asfixiantes”, como refiere Lux Lisbon en un momento de la historia. Su destino está definido, y aunque deseamos que aparezca algo que cambie el curso de la historia, sabemos que es inevitable.

Sofia Coppola hace que todo parezca tan natural que, y aquí está el giro, acaba siendo chocante. La narración es triste y frustrada, contando la historia como un suspiro, como un cuento que resulta tener muchas más preguntas que respuestas, algo que parece confuso y cada vez más impracticable en la narración de historias. Al final, nos deja enfadados, curiosos, frunciendo el ceño y, si dejamos de lado lo que nos hace sentir, nos muestra claramente dramas, experiencias, inquietudes y curiosidades que apenas vivimos en la adolescencia, aunque la de estos personajes fue probablemente un poco más inusual.

Doctor:
What are you doing here, honey? You're not even old enough to know how bad life gets. 

Cecilia:
Obviously, Doctor, you've never been a 13-year-old girl.



 Alexandra Gandra